La Ruta

El primer problema que surgirá es obvio: El mundo es inmenso. Puede ser muy difícil escoger unos lugares y renunciar a otros sa- biendo que estaremos tan cerca. Cómo uno no va a poder verlo todo, habrá que preguntarse: ¿Qué lugares no me puedo perder?
Los más cosmopolitas dirían que Sydney, Tokio, Singapur o Hong- Kong. Los amantes de los paisajes pensarían en la exuberancia de la selva amazónica o en los desiertos rojos del out back austra- liano, en los glaciares neozelandeses o en los volcanes chilenos. Otros se morirían por divisar tigres en las reservas naturales de la India, pingüinos en Tierra de Fuego, leones en el Serengeti, elefan- tes en Tailandia o ballenas en Argentina. Hay quien no se perdería un paseo entre los moais de Isla de Pascua, un amanecer sobre los mármoles del Taj Mahal, o una vuelta en bici entre los templos camboyanos de Angkor Wat. O quizá queramos bucear entre co- rales en la Gran Barrera de Arrecife, hacer puenting sobre las ca- taratas Victoria, o remar en kayak por las aguas de algún afluente del Mekong.
Cuando tengamos todas esas chinchetas clavadas en nuestro mapa, sólo tendremos que unirlas teniendo en cuenta dos aspectos: la climatología y las posibilidades de transporte.
No es sólo que los viajes a algunos lugares sean más agradables en una estación o en otra, sino que, en ocasiones, pueden perma- necer cerrados en condiciones extremas de frío, calor o lluvia. Hay que recordar también que no en todas partes existen cuatro estaciones, sino que a veces existen sólo dos: la seca y la lluviosa. Como es casi imposible coordinar la ruta para estar siempre en el momento adecuado en cada lugar, lo mejor será centrarse en las chinchetas más importantes, y construir el viaje a partir de ellas.
Algunos ejemplos de páginas web donde informarnos del clima de un país a lo largo del año son:
www.thebesttimetovisit.com
www.woespana.es/reports/climate