¡Hola Molaviajer@s! Hoy os hablamos del Vaticano y sus alrededores, que como probablemente ya sabéis, es una zona que alberga algunos de los lugares más importantes y llenos de historia que podéis visitar en Roma. Pero como hay tanto para ver y la zona suele estar muy concurrida, organizar una buena ruta por el Vaticano puede ser complicado.
En este artículo os proponemos un recorrido fácil y completo para que aprovechéis al máximo vuestro día, incluyendo los lugares más importantes como los Museos Vaticanos, la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina, además de algunos sitios cercanos (y menos conocidos) que seguro os encantarán. Preparaos para descubrir lo mejor de esta zona tan especial de Roma.
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Un imprescindible del Vaticano: los maravillosos Museos Vaticanos
Para empezar vuestra ruta por el Vaticano, no hay mejor lugar que los impresionantes Museos Vaticanos, un verdadero tesoro que guarda siglos de historia y arte en cada sala. Al principio, os encontraréis con el Museo Pio-Clementino, donde están las esculturas clásicas más famosas, como el Laocoonte, que os harán sentir como si viajaseis al mundo de los romanos y griegos.
Después, no os perdáis el Pasillo de los Mapas, un corredor súper bonito con frescos de mapas antiguos de Italia que os sorprenderán por lo detallados que son. Para nosotros, es uno de los espacios más bonitos de los Museos Vaticanos.
Luego llegaréis a las Estancias de Rafael, unas salas llenas de frescos muy coloridos y con historias fascinantes, como la famosa Escuela de Atenas. También están las Estancias de Borja, un poco menos conocidas pero con pinturas que merecen mucho la pena.
Si os interesa la historia antigua, echadle un vistazo a los Museos Egipcio y Etrusco, donde veréis objetos, estatuas y tumbas que cuentan muchas cosas sobre esas civilizaciones tan importantes para Roma. Si sois amantes de la pintura, la Pinacoteca os encantará: encontraréis obras de artistas súper famosos como Caravaggio o Leonardo da Vinci, con cuadros de gran importancia por la historia del arte.

Y, claro, no podéis terminar la visita sin ver la Capilla Sixtina, la joya de la corona. La Capilla Sixtina debe su nombre al papa Sixto IV, que la mandó construir y decorar a finales del siglo XV. Grandes artistas como Botticelli y Perugino pintaron sus paredes, pero fue Miguel Ángel quien la hizo famosa al pintar, entre 1508 y 1512, el impresionante techo con escenas del Génesis. Más tarde, Miguel Ángel pintó el impresionante Juicio Final en la pared del altar, considerada la verdadera obra maestra y la imagen más icónica de la capilla, un lugar además muy especial donde se celebra el conclave para elegir al nuevo papa.
Recuerda que en la Capilla Sixtina está prohibido hablar, hacer fotos o vídeos… ¡y si te pillan, el personal no dudará en llamarte la atención!
Para aprovechar al máximo vuestra visita, os conviene comprar las entradas con anticipación, porque las colas pueden ser interminables, sobre todo en temporada alta. También es recomendable hacer la visita con un guía en español, así no solo veréis las obras, sino que entenderéis sus historias y detalles que muchas veces pasan desapercibidos. Además, el guía os llevará directamente a los puntos más importantes del museo, haciendo la visita mucho más amena y evitando que os agotéis. De lo contrario, os arriesgáis a pasar 5 o 6 horas caminando sin descanso para intentar verlo todo, ¡como nos pasó a nosotros!
Recordad llevar zapatos cómodos porque los museos son enormes y vais a caminar bastante. Y, si podéis, evitad los miércoles, ya que el Vaticano suele organizar audiencias papales y el acceso puede estar limitado.


Jardines Vaticanos
Si queréis descubrir un rincón poco conocido pero que realmente merece la pena, os recomendamos reservar la entrada a los Jardines Vaticanos. Podéis hacerlo desde la web oficial del Vaticano.
Los Jardines Vaticanos han sido lugar de descanso de los papas desde el siglo XIII y ocupan más de la mitad del territorio del Vaticano. Están divididos en varias zonas, como el huerto del papa, el jardín italiano y el jardín inglés, con senderos llenos de flores, fuentes y esculturas religiosas, y son realmente preciosos.
Los jardines solo se pueden visitar con visita guiada y la entrada tiene un coste de 45 euros. Con ese billete, además podréis acceder de manera autónoma a los Museos Vaticanos y a la Capilla Sixtina, todo en una misma visita.


Plaza de San Pedro y su basílica
Después de visitar los Museos y Jardines Vaticanos, el siguiente paso es acercarse a la Plaza de San Pedro y hacer la cola bajo la columnata derecha para entrar en la Basílica de San Pedro. La entrada es gratuita, pero hay control de seguridad, y se exige vestimenta adecuada (hombros cubiertos y pantalones o faldas hasta la rodilla).
Dentro de la basílica, lo primero que os impactará es su tamaño: es la iglesia más grande del mundo, y cada rincón está lleno de detalles que os dejarán con la boca abierta. Nada más entrar, a mano derecha, encontraréis La Piedad de Miguel Ángel, una escultura que hizo cuando tenía solo 25 años y que representa a la Virgen sosteniendo a Jesús tras la crucifixión. La obra está protegida por un cristal desde que sufrió un ataque en los años 70.
Más adelante, en el centro del templo, veréis el baldaquino de Bernini, una enorme estructura de bronce de 26 metros de altura, justo sobre el altar papal. Bernini lo diseñó con columnas en espiral y una decoración impresionante que llama la atención por su grandeza. Debajo del altar, se encuentra la tumba de San Pedro, considerada el corazón espiritual del Vaticano, ya que, según la tradición, allí fue enterrado el santo. Todo el interior está decorado en estilo barroco, con mármoles de colores, estatuas, mosaicos y detalles dorados que hacen que la basílica sea mucho más que un lugar religioso: es una verdadera joya artística y arquitectónica.
También podéis bajar a las grutas vaticanas, donde descansan muchos papas, o visitar el Museo del Tesoro (6 €). Una experiencia muy recomendada es subir a la cúpula (10 €), desde donde tendréis unas vistas espectaculares de Roma, de la cúpula de Miguel Ángel y de Plaza San Pedro. Lo podéis hacer también con una visita guiada en español, que enriquece mucho la experiencia.
Y si queréis algo aún más especial, podéis visitar la Necrópolis Vaticana, bajo la basílica, donde se cree que está la tumba de San Pedro. Eso sí, solo se puede acceder con reserva previa, escribiendo a scavi@fsp.va y con guía especializado (13 €).
Al salir, tomaos un momento para disfrutar de la Plaza de San Pedro, diseñada por Bernini. Lo que más llama la atención es su imponente columnata, compuesta por 284 columnas y coronada por 160 estatuas de santos. Bernini la diseñó con la idea de que representara unos grandes brazos que abrazan y acogen a los fieles durante las ceremonias.
Si queréis asistir gratis a una audiencia papal, podéis descargar el formulario en la web oficial del Vaticano y enviarlo por fax. Si preferís algo más cómodo y organizado, ¿sabíais que también podéis reservar una experiencia con guía en español que incluye el billete?


Una pausa para comer rico en el Vaticano
Durante una ruta por el Vaticano, nosotros siempre recomendamos hacer una parada en el Wine Bar dei Penitenzieri, un restaurante muy cerca de la Plaza de San Pedro donde se come genial. Sirven platos clásicos de la cocina romana —¡su carbonara nos encanta!— y tienen una excelente selección de vinos italianos. El local cuenta con una sala interior acogedora y una terraza exterior perfecta para descansar tras la visita. Además, el restaurante se encuentra justo frente de la Iglesia de Santo Spirito in Sassia, un bonito templo que os animamos a visitar de forma completamente gratuita.
Si buscáis otras buenas opciones por la zona, el Ristorante dai Miei es una apuesta segura, con ambiente elegante y cocina tradicional con un toque creativo. También está la Osteria dei Padi, más sencilla y auténtica, ideal para probar platos caseros a buen precio y con trato cercano.


Castillo Sant’Angelo y alrededores
Antes de llegar al siguiente destino de la ruta por el Vaticano, Castillo Sant’Angelo, os sugerimos dar un paseo por calle Borgo Pio, que es una de las más encantadoras y auténticas del barrio más cercano al Vaticano. Construida por orden del Papa Pío IV en el siglo XVI, conserva un ambiente tranquilo y tradicional, con tiendas artesanales, trattorias y terrazas donde disfrutar de la cocina romana. Uno de sus rincones más bonitos es la Piazza del Catalone, con una fuente histórica y edificios cubiertos de hiedra.
Sucesivamente, dirigiros a Castel Sant’Angelo, también conocido como el Mausoleo de Adriano, es una de las fortalezas mejor conservadas de Roma y personalmente, uno de nuestros monumentos favoritos en Roma. Construido en el siglo II como sepulcro imperial, fue integrado en las murallas de la ciudad y se convirtió en un refugio papal, prisión y residencia. Hoy es un museo que ofrece salas con frescos impresionantes y una terraza con vistas increíbles de Roma, coronada por la estatua del Arcángel Miguel.
Entrar para conocerlo vale la pena, sin lugar a dudas, y el billete tiene un coste de 16 euros, con reducciones para menores de edad y estudiantes. Para que la experiencia sea aún más especial, os recomendamos reservar una visita guiada en español por el castillo. Así podréis descubrir todos los secretos de su fascinante y larga historia


Muy cerca está el Puente Sant’Angelo, adornado con diez estatuas de hermosos ángeles diseñadas por Bernini, que conecta el castillo con el centro de la ciudad y regala vistas espectaculares del río Tíber y la cúpula de San Pedro.
Si tenéis bastante tiempo a disposición, podéis añadir también la visita al Passetto di Borgo, el pasadizo secreto que conecta el Vaticano con el Castel Sant’Angelo. Se puede hacer solo mediante de una visita guiada (en italiano o inglés) y el recorrido se divide en dos niveles: uno cubierto, que representa el pasaje secreto, y otro abierto, que ofrece vistas panorámicas sobre Roma y el Vaticano. El acceso al Passetto di Borgo se puede hacer de dos formas: solo al pasadizo o combinado con la entrada al Castillo Sant’Angelo, cada opción con un precio distinto. Los billetes se pueden comprar en la web oficial o directamente en taquilla. Eso sí, tened en cuenta que solo está abierto al público de viernes a domingo.
Si queréis hacer una pausa por esta zona de la ciudad, os sugerimos Biblio Bar Roma, un lugar muy especial: un quiosco con bar y pequeña biblioteca, donde podéis tomar un café, un zumo o un spritz mientras leéis en su terraza. Si algún libro os gusta, podéis llevarlo prestado o intercambiarlo por uno vuestro.
Corte di Cassazione y alrededores
Otro edificio interesante de este área de la ciudad es la Corte di Cassazione, conocido entre los romanos como il Palazzaccio. Aunque es un edificio muy grande y llamativo, su apodo —il Palazzaccio— muestra que a muchos les parece demasiado exagerado y que no encaja bien con el resto de la ciudad.
Este palacio de justicia, inaugurado en 1911 tras más de 20 años de obras, alberga el tribunal más alto de Italia, encargado de garantizar que las leyes se apliquen correctamente. Aunque no revisa los hechos de los casos, sí tiene la última palabra en materia legal.
Su arquitectura es neorrenacentista, con esculturas, mármoles, estucos y una gran cuadriga de bronce en la parte más alta del edificio. Sin embargo, su construcción fue complicada: surgieron problemas con los cimientos debido a su cercanía al río Tíber, lo que causó muchos retrasos y críticas.
Curiosamente, dentro del edificio existe un pequeño museo sobre la historia del tribunal, aunque es poco accesible al público. Además, en sus salas se han revisado algunos de los casos más emblemáticos del país, desde procesos contra la mafia hasta escándalos políticos.


Aunque no se puede visitar libremente, merece la pena acercarse a admirar su fachada y disfrutar de la vista desde el Ponte Umberto I, con el Vaticano al fondo.
Al lado de la Corte di Cassazione se encuentra otro edificio curioso que pocos conocen, la Iglesia del Sacro Cuore del Suffragio. Parece una pequeña catedral gótica junto al río Tíber, de hecho muchos romanos la llaman en broma “la cattedrale di Milano sul Tevere”, porque su estilo no se parece en nada a las iglesias típicas de Roma y más bien se parece a la Catedral de Milán con dimensiones más reducidas, por supuesto.


Asimismo, podéis acabar esta bonita ruta por el Vaticano paseando por Via Cola di Rienzo, una de las calles comerciales más elegantes y animadas de Roma. Aquí se respira un ambiente más local y auténtico: es donde muchos romanos vienen a hacer sus compras, desde moda italiana hasta productos gourmet. Podréis encontrar tiendas de grandes marcas, boutiques, cafeterías históricas y pastelerías tradicionales, como la famosa Castroni, ideal para probar especialidades italianas o tomar un buen café.
Por último, si os apetece tomar algo, os sugerimos Terrazza Les Etoiles, situada en la azotea de un prestigioso hotel, ofrece una preciosa vista de la cúpula de San Pedro y de toda la ciudad. Es un lugar ideal para tomar un aperitivo al atardecer, en un ambiente elegante pero relajado, lejos del caos típico de la capital italiana.
Mapa de la zona de Vaticano y alrededores
¿Queréis tener todos estos puntos importantes en un mapa, para no perderos ninguno? Entonces mirad el siguiente:
Bueno molaviajer@s, ya podéis ver que el Vaticano y sus alrededores son una zona repleta de lugares interesantes para visitar, así que os sugerimos dedicarle al menos un dia de vuestro viaje a la ciudad eterna. Aquí os dejamos el post sobre qué ver en Roma y por supuesto si tenéis dudas o preguntas podéis contactarnos través de Whatsapp, mail y redes sociales. Además, encontraréis mucha más información para viajar a Roma en nuestro blog.