Termas de Caracalla: guía completa para visitar uno de los tesoros de Roma

termas de caracalla

Si pensabais que las termas romanas eran simplemente unos baños públicos, preparaos para cambiar de opinión. Las Termas de Caracalla son uno de los complejos más impresionantes que nos dejó el Imperio Romano, y visitarlas es como hacer un viaje en el tiempo a una época en la que bañarse era todo un arte (y un evento social de primer nivel).

Hemos preparado esta guía completa con todo lo que necesitáis saber para visitar las Termas de Caracalla: historia, horarios, precios, cómo llegar y qué más ver en la zona. Además, al final del artículo encontraréis un mapa para que localicéis el lugar sin problema y podáis planificar vuestra visita como auténticos expertos.

¿Qué son las Termas de Caracalla?

Las Termas de Caracalla (o Thermae Antoninianae, para los fans del latín) fueron uno de los complejos termales más grandes y lujosos de la antigua Roma. Y cuando decimos grandes, no estamos exagerando: estamos hablando de unas 15 hectáreas de puro esplendor romano. Para que os hagáis una idea, es como 21 campos de fútbol juntos dedicados al ocio y el bienestar.

Construidas entre los años 212 y 216 d.C. bajo el mandato del emperador Caracalla (un tipo que claramente sabía lo que era vivir bien), estas termas no eran solo un lugar para darse un chapuzón. Eran el equivalente romano a un moderno spa de lujo, un gimnasio, una biblioteca y un centro social, todo en uno.

Aunque hoy en día solo quedan muros de ladrillo y bóvedas desplomadas, las ruinas siguen siendo impresionantes y te permiten imaginar el esplendor que debió tener este lugar hace casi 2000 años. Es uno de esos sitios que ver en Roma que te dejan con la boca abierta.

Un poco de historia (sin aburrirnos)

Vale, vamos con un poco de historia, pero prometemos no ponernos pesados. El emperador Caracalla (cuyo nombre completo era Marco Aurelio Antonino Basiano, pero vamos a seguir llamándole Caracalla porque es más fácil) decidió construir estas termas para ganarse el favor del pueblo romano. Y vaya si lo consiguió.

Las obras comenzaron sobre el año 212 d.C. y se terminaron en 216 d.C., justo antes de que Caracalla palmara asesinado (spoiler: no tuvo un final feliz). Pero su legado quedó en forma de este complejo espectacular que podía albergar hasta 1.600 personas bañándose al mismo tiempo. Imaginaos la que se montaba allí un sábado por la tarde.

Para abastecer de agua a semejante monstruo, los romanos construyeron una rama especial del acueducto Aqua Marcia, llamada Aqua Antoniniana. Porque claro, para llenar todas esas piscinas hacían falta cantidades industriales de agua. Los romanos no se andaban con tonterías cuando se trataba de infraestructuras.

Las termas estuvieron en funcionamiento durante más de 300 años, hasta que en el año 537 d.C. los bárbaros decidieron que era buena idea destruir los acueductos que abastecían Roma. Sin agua, adiós termas. Después, un terremoto en el 847 se encargó de rematar la faena. Y para colmo, durante siglos la gente fue saqueando las esculturas, mármoles y todo lo que brillaba. Algunas de esas piezas están ahora en museos, como el famoso Toro Farnesio que se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles.

¿Qué hacían los romanos en las termas?

Aquí viene lo interesante. Las termas no eran solo para bañarse (que ya sería bastante). Los romanos tenían una rutina completita que incluía:

El circuito termal

Los romanos seguían un recorrido específico que tenía su lógica. Empezaban en el Apodyterium (los vestuarios, vamos), donde dejaban sus túnicas y se preparaban para entrar en acción.

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Luego pasaban al Tepidarium, una sala templada donde el cuerpo se iba acostumbrando al calor. De ahí iban al Caldarium, la sala caliente con agua a tope de temperatura (pensad en un jacuzzi romano pero a lo bestia). Y para rematar, se daban un chapuzón en el Frigidarium, el baño de agua fría que te despejaba de golpe.

Por último, muchos acababan en la Natatio, una enorme piscina al aire libre donde podían nadar tranquilamente. Todo esto mientras charlaban con los colegas, porque ir a las termas era el plan social por excelencia.

Otras actividades

Pero espera, que hay más. En las Termas de Caracalla también había:

  • Gimnasios donde hacer ejercicio (los romanos también tenían su rollo fitness)
  • Bibliotecas para los más culturetas
  • Jardines para pasear y relajarse
  • Tiendas donde comprar aceites y perfumes
  • Incluso un Mitreo, un templo dedicado al dios Mitra (sí, los romanos rezaban mientras se bañaban)

Vamos, que podías pasarte el día entero allí sin aburrirte. Era como el centro comercial de la época, pero con más mármol y menos Zara.

Por qué visitar las Termas de Caracalla

Vale, puede que penséis: «Son solo ruinas, ¿merece la pena?» Y la respuesta es un rotundo SÍ. Vamos a explicaros por qué estas termas son una de las mejores cosas que hacer en Roma:

Son impresionantes

Aunque solo queden los muros de ladrillo y las estructuras principales, el tamaño de este sitio te deja flipando. Cuando estás allí, puedes imaginarte perfectamente cómo debió ser en su momento de esplendor. Las bóvedas que aún se mantienen en pie son enormes y dan una idea de la capacidad arquitectónica de los romanos.

No están masificadas

A diferencia del Coliseo o el Vaticano, las Termas de Caracalla no suelen estar petadas de turistas. Podéis recorrerlas con tranquilidad, sin agobios de colas interminables ni gente empujando para hacerse la foto. Es uno de esos tesoros de Roma que siguen siendo relativamente tranquilos.

La audioguía mola

Si os hacéis con la audioguía (muy recomendable), podréis escuchar recreaciones de cómo sonaba el lugar cuando estaba en funcionamiento. Es una pasada porque realmente te ayuda a visualizar todo el rollo.

Los conciertos de verano

En verano, las Termas de Caracalla se convierten en escenario de conciertos y óperas al aire libre. Ver una actuación entre estas ruinas monumentales con las estrellas de fondo es una experiencia que no olvidaréis. Si vuestro viaje coincide con estos eventos, no os lo perdáis.

Horarios y precios

Vamos con la información práctica, que es lo que de verdad os interesa:

Horarios

Los horarios de las Termas de Caracalla varían según la época del año (típico italiano). Os dejamos una guía general:

  • Del 26 de octubre al 28 de febrero: De martes a domingo de 9:00 a 16:30 (última entrada a las 15:30). Cerrado los lunes.
  • Del 1 de marzo al 25 de octubre: De 9:00 a 19:00 (última entrada a las 18:00). Todos los días.

Importante: Los horarios pueden cambiar sin previo aviso, así que echadle un vistazo a la web oficial antes de ir para evitar llevarse un chasco.

Precios

  • Entrada general: 8€
  • Ciudadanos de la UE entre 18 y 24 años: 2€
  • Menores de 18 años: Gratis
  • Audioguía: 5€ (muy recomendable)

Tip Molaviajar: La entrada a las Termas de Caracalla está incluida en la Roma Pass si decidís comprarla. También hay entradas combinadas con otros monumentos de la zona, así que mirad qué os interesa antes de comprar.

Cómo llegar a las Termas de Caracalla

Llegar a las Termas de Caracalla es súper fácil. Os dejamos las mejores opciones:

En metro

La forma más rápida es coger el metro línea B y bajaros en la parada Circo Massimo. Desde allí son unos 10 minutos andando. Solo tenéis que seguir por Via delle Terme di Caracalla y no tiene pérdida.

En autobús

Si preferís el autobús, varias líneas os dejan cerquita:

  • Línea 118: Para justo delante de las termas
  • Línea 160: También muy cerca
  • Línea 628: Otra opción válida

Andando

Si estáis por la zona del Circo Máximo o del Coliseo, podéis ir perfectamente andando. Es un paseo agradable de unos 15-20 minutos desde el Coliseo, y de paso veis otros monumentos por el camino.

Dirección exacta: Via delle Terme di Caracalla, 52, 00153 Roma

Qué ver en las Termas de Caracalla

Ahora que ya estáis allí, os contamos qué puntos no os podéis perder:

1) El Caldarium

Era la sala más grande y espectacular de las termas. Tenía un diámetro de más de 35 metros y estaba cubierta por una enorme cúpula. Aquí es donde los romanos se metían en el agua calentita mientras charlaban de política, negocios o cotilleos varios. Hoy en día, las paredes que quedan en pie dan una idea de lo imponente que debió ser.

2) El Frigidarium

La sala del agua fría. Después de todo el calor del caldarium, los romanos se daban un chapuzón aquí para cerrar los poros y activar la circulación. Era como una terapia de choque, pero funcionaba.

3) La Natatio

La gran piscina al aire libre. Medía 50 por 22 metros, así que era prácticamente olímpica. Imaginaos nadar ahí un día de verano romano mientras el sol se reflejaba en el agua. Un lujazo.

4) Los sótanos

Si tenéis suerte y coincidís con alguna visita especial, podréis bajar a los sótanos. Allí es donde estaban todos los «mecanismos» que hacían funcionar las termas: los hornos, los sistemas de calefacción, las tuberías… Es como ver el «backstage» de las termas y es fascinante. También hay un Mitreo (templo del dios Mitra) que es el más grande de Roma.

5) Los mosaicos

Aunque la mayoría fueron saqueados hace siglos, aún se conservan algunos mosaicos en el suelo que dan una idea de la decoración original. Los que quedan son una pasada de detalle y colores.

Consejos para tu visita

Os dejamos algunos tips para que aprovechéis al máximo vuestra visita:

  • Id con calzado cómodo. El suelo es irregular y hay que andar bastante. Nada de tacones ni sandalias incómodas.
  • Llevad agua. Especialmente en verano. Hay poca sombra en el recinto y el calor aprieta. La ironía es que vais a visitar unas termas pero vais a estar sedientos.
  • La audioguía merece la pena. En serio, las ruinas solas molan, pero con la audioguía que te explica cómo era todo en su momento, la experiencia sube de nivel. Además, tiene recreaciones sonoras que están muy guays.
  • Calculad al menos 1,5 – 2 horas. Para ver todo con calma y disfrutar del lugar sin prisas. Si vais más justos de tiempo, al menos dedicadle una hora.
  • Mejor a primera hora. Hay menos gente y en verano evitáis las horas de más calor. Si podéis ir cuando abren, hacedlo.
  • Combinadlo con el Circo Máximo. Está literalmente al lado (10 minutos andando), así que aprovechad para verlo también. Son dos monumentos por el precio de uno… bueno, en realidad el Circo Máximo es gratis.
  • Comprad la entrada online. Aunque no suele haber colas enormes, os ahorráis la espera y podéis entrar directamente.

Bueno molaviajer@s, espero que os haya ayudado con vuestra visita a las termas, recordad que estamos disponibles para cualquier otra duda que tengáis sobre vuestro viaje.

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